Siendo cachorro, mi actual perro, dejó de comer y le costaba caminar. Con el tiempo ya no pudo pararse y temí lo peor. Recorrí a varios veterinarios y nadie supo darme una solución. No encontraron nada. Hasta uno arriesgo alguna afección neurológica.
No me di por vencido y recurrí, como último recurso, a un "viejo" veterinario que hacia mucho que no veía.

Con el animal tendido en la camilla, los estudios en la mano y luego de escuchar con detenimiento mi relato, el veterano profesional caminó en círculos con la mano en el mentón por unos minutos hasta que por fin expulsó su veredicto: "esta sufriendo... tiene mucho dolor... creció rápido. Los huesos crecieron mas rápido que los tendones y le duele mucho, por eso no se puede parar, por eso no come... es solo eso... solo tendremos que ser un poco listos y acompañar ese crecimiento con un poco de ayuda extra".

Lo que me inquieta es el comportamiento pasivo, sumiso, pachorriento e inocuo de la clase política del distrito que en otros tiempos supo pelear ideas y posiciones y hoy solo defiende kiosquitos.

Cada tanto inventamos un líder carismático que no teníamos y que necesitábamos tener.

No se que o quienes son los tendones de mi perro. (...) Pero si me queda claro que el perro es nuestro. Evidentemente no nos preocupamos suficientemente, hacemos la fácil y miramos para otro lado. Después cuando las papas queman nos desesperamos.

No creo que sea fácil desarrollar Escobar, pero tampoco creo que sea una cosa imposible.

Si no hacemos algo el pobre perro seguirá tendido y creciendo como puede. Languideciendo y sufriendo ante nuestros ojos.
La solución siempre estuvo a nuestra disposición...era cuestión de tomarnos el trabajo de buscar un buen veterinario. Alguien que piense más en el perro que en la consulta.

No vaya a ser cosa que se nos muera el perro en nuestros propios brazos.